martes, 26 de mayo de 2009

LA DESEOROLOGIA (El deseo)

Desde los Griegos hasta nuestros días, se ha intentado definir conceptualmente, a nivel semántico e incluso a nivel imaginario, la palabra deseo. La deseorologia es la ciencia que estudia, cuestiona y reelabora las definiciones del concepto de deseo, dando cabida a un sin número de interpretaciones prácticas y teóricas. El deseo a sido objeto de estudio racional y empírico de variadas disciplinas, principalmente, las que se dicen relación con el ser humano, social y político, ahondando sobre todo en los aspectos filosóficos, psicoanalíticos y sociológicos.

El concepto de deseo fue usado por Aristóteles, quien lo clasificó como una de las clases de apetito, (junto con la ariscibilidad y la voluntad). El deseo es la apetencia de lo placentero, lo que no necesariamente es un acto racional, con frecuencia es un acto deliberado, de hecho, la elección o preferencia es un deseo deliberado.

Sin embargo para algunos autores el deseo ha sido considerado como una pasión o perturbación del alma, incluso Zenón de Citium (filosofo griego, fundador del Estoicismo) expone que el deseo es una de las cuatro pasiones, junto al temor, dolor y placer, entendiendo el deseo como una pasión fundamental que aspira a bienes futuros.

Para Santo Tomas el deseo no solo se encuentra en el apetito sensitivo, sino que también en el racional, en otras palabras clasifica el deseo en deseos sensibles y deseos racionales, sin embargo a pesar de su diferencia, ambos aspiran a un bien que no se posee. En términos morales, la bondad o maldad del deseo depende del objeto al cual se aspira, dando cabida a la interpretación de deseos no solo como apetito de placeres, sino en un sentido más completo como deseos necesarios, innecesarios.

Para concluir y tratar de cierta forma incluir todo los aspectos que los diferentes autores han dado sobre el deseo podría ser definido como: “el movimiento constante y deliberado, el cual tiene su origen en el inconsciente. Por medio de él, el ser humano toma conciencia de sí mismo, de sus necesidades y sus posibilidades”.

EL DESEO Y EL SER HUMANO

El acto de desear es inevitable para la naturaleza humana, su deseo no responde solamente a la ausencia de algo, sino que también le entrega al hombre deseante la posibilidad de actuar en la búsqueda inevitable de la satisfacción de este deseo.

Un acto tan simple y común como el desear también se encuentra sujeto a clasificaciones dependiendo estas del sujeto que las desee:

- El neurótico: este es el ser que se protege ante el surgimiento súbito de su desear, se defiende de su objeto de deseo generando el objeto fóbico, es decir, es capaz de trasladar y reemplazar un objeto por otro de un campo semántico completamente diferente.
- El perverso: este se consagra con su deseo y se dedica completamente a él, por lo tanto es capaz de explotar la palabra hasta su perdida total de significado y es un experto en crear territorios artificiales.
- El esquizo: para este el deseo es primero y fundamental, el esquizo es sedicioso, puesto que busca la producción de la maquina deseante y capaz de producir objetos deseo, decodificando las estructuras sociales del capital de diferentes maneras.

CONCLUSIÓN

El ser humano esta inserto en un contexto que produce y no crea, en la medida que el deseo funciona como una cadena infinita, como un desear incesante donde la creación se vuelve un fruto en si misma, la producción social es ajena y exterior al deseo, en la medida que su función dice relación con la economía en términos monetarios. La economía deseante, por el contrario, funda su derecho en la gratuidad del deseo, es decir que elabora las estructuras sociales de manera diferente al capital, por lo tanto son los procesos de producción los encargados de reprimir los procesos deseantes, en la medida en que no producen, sino crean hasta agotarse en el infinito. De esta manera el desear se vuelve un acto de libertad continua, donde el ser humano es capaz de expresar sus deseos y elaborar un discurso a partir de una ideología, lo cual lo convierte de manera inmediata en un sujeto político, por cuanto desconoce los márgenes legales del proceso económico. Este hombre capaz de desear, es el verdadero revolucionario, que cuestiona la Ley. La subversión de este hombre es creativa y apela a los principios de expresión. En su deseo se cultiva el germen de lo subversivo y de una realidad transgresora.

N:N:D:E:T:A


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