martes, 29 de septiembre de 2009

El Misterio Oculto de las Piramides



Al comenzar este trabajo, me vienen muchas preguntas al respecto del secreto que guardan estas arqueológicas y misteriosas pirámides, creo también aseverar que los mismo templarios usaban ciertos ritos iniciaticos o la mística de aquellos grupos de personas que adoraban a los animales, como dioses perfectos.


La Gran Pirámide encierran un secreto que aun no se devela para algunos y para otros ya fue descubierto, pero aun no se aclara con exactitud.

A lo largo de los tiempos ha habido numerosos intentos para su desciframiento, muchos de ellos erróneos y extraviados. La Grán Pirámide de Keops, por ejemplo, fue descripta alternativamente como un instrumento directamente inspirado por Dios, como una bomba hidráulica gigante o como un hito para el despegue y aterrizaje de naves extraterrestres. Muchas veces se ha formulado la pregunta: ¿para qué se construyeron las pirámides? las respuestas van desde considerarlos monumentos funerarios (la teoría más difundida) hasta suponerlos como enormes graneros, observatorios astronómicos o lugares de ritos mágicos.

En ninguna de las grandes pirámides se han encontrado momias o restos que permitan afirmar la primera tesis, salvo aquella que apareció en la de Micerino, que se probó que había sido introducida posteriormente.


La Gran Pirámide es la última de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que perdura, calificada como el hito más sublime de la historia y construida por arquitectos que poseían un profundo conocimiento de los secretos del universo. Todos aseguran que tiene por lo menos cuatro mil años de antigüedad, pero nadie puede asegurar como se construyó, ni porqué, ni quienes fueron sus arquitectos y constructores.


Hasta hace poco tiempo, ni siquiera había prueba de que los antiguos egipcios fueran capaces de formular cálculos astronómicos y matemáticos tan precisos como los necesarios para llevar a cabo tan monumental tarea. Se consideró casualidad su orientación prácticamente exacta hacia los puntos cardinales, que en su estructura se encuentre expresado el número Pi, con una exactitud de varios decimales y que en la Cámara del Rey se aplicaran los triángulos sagrados de relaciones 3:4:5 y la del teorema de Pitágoras. Se atribuyó a casualidad que los ángulos acreditasen un conocimiento avanzado de la trigonometría, y que en su estructura se encuentren las proporciones de la Sección Áurea.


Según muchos académicos modernos, en Egipto no se utilizó el número Pi sino hasta después del 1700 a. C., el teorema de Pitágoras recién a partir del siglo V a.C. y el desarrollo de la trigonometría se atribuye a Hiparco en el siglo II a. C, de tal manera, la Gran Pirámide ha sido diseñada, como también muchos grandes templos de la antigüedad, en base a una geometría hermética, de la cual pasaron sólo vestigios al mundo helénico y alejandrino. Todos los descubrimientos practicados permiten volver a analizar la Gran Pirámide con resultados revolucionarios.

Pero no podemos solo avocarnos a la construcción misma de la Pirámide pero ¿cuál fue el secreto exacto de los antiguos para poder levantar dichos bloques de piedra? En el siglo 25 antes de nuestra Era, sin ruedas ni poleas, ni grúas o máquinas de ninguna clase, un grupo indeterminado de obreros movió la friolera de más de dos millones de bloques, de pesos comprendidos entre las 2,5 y las 60 toneladas. Y no sólo eso: sin brújula, orientaron sus cuatro paredes a los cuatro puntos cardinales con una precisión pasmosa; sin hierro practicaron agujeros que parecen hechos con un taladro en los que al examinar las muescas se ve que cada vuelta de torno profundizaban en el granito hasta doscientas veces más que lo que lograríamos nosotros hoy con un taladro de punta de diamante; y sin instrumentos ópticos orientaron algunos canales internos hacia la posición que ocupaban estrellas como Sirio, Zeta Orión o Alfa del Dragón, muy importantes dentro del contexto religioso egipcio. Las murallas de estas pirámides fueron testigos de numerosos Ritos religiosos y no solamente el alabar a sus dioses con cabezas de animales si no también, el de presenciar rito iniciaticos el cual hoy, todavía son un misterio. En el antiguo Egipto, fue donde más se desenvolvieron las Escuelas de Los Misterios, las que tenían por objeto aparte de su ritual externo, incorporar a las Logias secretas donde se practicaba la filosofía hermética, a lo mejor de la juventud intelectual, la que una vez iniciada, quedaba ligada a la Logia mediante terribles juramentos y sanciones, de las cuales perder la vida era una de las más suaves. La etimología de la palabra "iniciado" viene del latín "initiore", que significa "inspirar"; también se decía "initium" significando: Principio o preparación. Partiendo de esta etimología, un INICIADO o "Mystae” (el que sabe callar), era toda persona que previa preparación, se disponía a recibir un nuevo y más amplio conocimiento de lo que le rodeaba. El Iniciado era instruido en los postulados de la filosofía hermética, le eran reveladas las respuestas a las cuestiones trascendentales, como: ¿Quiénes somos?...¿De donde venimos?...¿Hacia donde vamos?, llegando posteriormente a conocer las Leyes Fundamentales por las cuales se rige el universo y las complejas e infinitas correlaciones que existen entre el macrocosmos y el microcosmos. Aprendía a vivir en consonancia con la armonía universal, logrando así la transmutación buscada por los verdaderos alquimistas: convertir un individuo común en un ser superior.


Los más sabios filósofos de otras naciones visitaron Egipto para ser iniciados en los sagrados Misterios por los sacerdotes de Tebas, Memfis y Hermópolis. Tales, Solón, Pitágoras y Platón viajaron de Grecia al delta del Nilo en la búsqueda del conocimiento. Al retornar a sus propios países, estos hombres iluminados reconocieron a los Egipcios como a los más sabios de los mortales y a los templos Egipcios como los repositorios de las más sublimes doctrinas concernientes a la historia de los Dioses y a la regeneración de los hombres.

La orden egipcia del templo implicaba un proceso gradual de admisión, durante el cual se enseñaba a los candidatos las diversas ciencias, incluyendo la geometría y las matemáticas, los grandes principios y leyes del cosmos y su relación con el hombre, utilizando la Gran Pirámide para la iniciación en los grados más altos. Algunas de las ceremonias de los misterios han llegado de manera más o menos velada a través del ritual de diversas hermandades.

Si bien la Pirámide simbolizaba el principio creador de la naturaleza, e ilustraba los principios de las matemáticas, de la astronomía y de la astrología, en su interior estaba el centro de los misterios de la iniciación, un templo en el cual los hombres se elevaban hasta los dioses, y los dioses descendían hasta los hombres. Se colocaba al neófito que pasaba por todas las pruebas en el cofre de la Cámara del Rey donde por tres días y tres noches se decía que su Yo Espiritual conversaba con los dioses y entraba al Amenti. Luego era transportado la noche anterior al tercer día a la entrada de una galería, donde a determinada hora los rayos del Sol naciente caían de lleno sobre el rostro del candidato, quien, al despertar, era iniciado por Osiris y por Thot, el Dios de la Sabiduría.


Platón habría revelado en sus escritos, especialmente en el Timeo, las doctrinas secretas de los egipcios, que juró no revelar, expresándolas bajo un velo de mito y lenguaje hermético.
También Moisés, que fue sacerdote egipcio, conocía la antigua geometría, que transmitió herméticamente en sus instrucciones para la construcción del Tabernáculo. Dice Funk- Hellet que el arquitecto Hiram Abiff construyó por orden de Salomón el Templo de Jerusalén, en base a las medidas del codo real del cual se puede deducir el valor de el número Pi hasta la diez milésima parte. La Gran Pirámide es para él un gnomón o pilar geodésico, al que se aplican los valores del metro, el codo, el palmo y el dedo. El metro y el codo estaban determinados por mediciones geodésicas, obteniéndose el metro por medio de la observación de la altura medida al momento en que una luz desaparecía por el horizonte.


Los templarios también conocieron sus riquezas tanto espirituales como del conocimiento, en una isla se levanta un templo dedicado a la diosa Isis y era, en tiempos de las cruzadas, el único emplazamiento en donde se seguían realizando los antiguos cultos de los tiempos del Egipto faraónico. Cuenta la leyenda que los Caballeros Templarios navegaron por el Nilo en una de sus incursiones por el país y alcanzaron esta isla. Seducidos por la Hermosura del lugar, por la paz y la espiritualidad que emanaba, y por la belleza del culto a la antigua diosa, se sintieron tan atraídos por él, que lo adoptaron en sus propias creencias.


Estamos en una disyuntiva, ¿quién creo o como crearon esas grandes esculturas de piedras? ¿Para que propósito?, a veces no se puede buscar respuestas donde no existe, entonces sobresale el alma en busqueda de respuestas y la necesidad de saciar la sed del conocimiento, debemos ser capaces de entender a una civilización, que perduro en el tiempo y supo mantener una tradición basada en el conocimiento, las mística, la alquimia y el cosmos.


La falta de pruebas concretas sobre la autoría de estos monumentos, en el que no se han encontrado grandes inscripciones con el nombre del faraón que las levantó, han dejado el terreno abierto a la especulación. A atlantes, extraterrestres y hasta al mismísimo patriarca José de la Biblia se les ha atribuido la construcción de estos edificios [...] sin pruebas. En realidad, tratándose de la Gran Pirámide de Keops, casi no hay pruebas de nada.


N:N:D:E:T:P